Ser cuarto en un Campeonato del Mundo es una hazaña que puede ser lograda por muy pocos atletas. Si, además, es primer europeo, todavía la gesta cobra más valor. El soriano de adopción, Manuel Olmedo, ha tenido un excepcional comportamiento en la final de los 1.500 del Campeonato del Mundo que se celebra en Corea del Sur, pero ha tenido el bronce tan cerca que esa cuarta plaza sabe a poco. Remontó desde muy atrás, pasando a muchos atletas en la recta final, pero le faltaron metros, se quedó a 25 centésimas de la medalla, que se llevó el estadounidense Centrowitz, con 3.36.08, en carrera dominada por los keniatas
Kiprop y Kiplagat.
Enhorabuena a Manuel Olmedo y su entrenador, Enrique Pascual, dos motivos de orgullo para el atletismo de Castilla y León.